La fotógrafa tuvo que reunir imágenes que probasen su relación de pareja para conseguir un permiso de residencia
En mayo de 2015 Lilia Luganskaia solicitó un permiso de residencia holandés basado en la relación que tenía con Timo, su novio holandés. Para la solicitud tuvo que presentar imágenes de su relación, fotos de sus vacaciones y fragmentos de su vida cotidiana para que un oficial de inmigración las evaluase y decidiese si concedía el permiso. Pero no solo eso, también les pidieron que proporcionaran testimonios de sus familiares y amigos así que el resultado que obtuvieron fue una especie de perfil de su relación. Como al terminar el envío de la documentación, Lilia sintió que había perdido su intimidad y que su privacidad había quedado completamente al descubierto, decidió emprender el proyecto “Investigation of love”, ganador del Premio Descubrimientos PHotoESPAÑA 2019. El jurado eligió su trabajo porque encontró que “demuestra un enfoque altamente creativo para discutir sobre un tema tan relevante y de actualidad como es la emigración y la fotografía en una época de posverdad”.
“Investigation of love” cuestiona la fotografía como evidencia de algo tan abstracto como el amor, como el vinculo construido entre dos personas a base de años y experiencias. Otras preguntas que Luganskaia lanza son: ¿y si varias fotos de una pareja demuestran adecuadamente el amor? ¿Cuántas imágenes se necesitarían para hacerlo? ¿es posible representar un vínculo emocional con la fotografía? ¿Qué puede servir como prueba real del amor?
Para responder a todo esto, Lilia nos ofrece las imágenes de su relación, prendas de ropa, objetos de todo tipo, los mapas de las ciudades que visitaron juntos…Si sois de Madrid y todo esto os llama la atención, la exposición se encontrará en el Centro de Arte de Alcobendas hasta el 14 de noviembre.
Bajo las escaleras para ir hacia la zona de exposiciones y está en la primera, leo “Investigation of love by Lilia Luganskaia” escrito en la pared. Antes de entrar, observo que, bajo el cartel del aforo de la sala, se encuentra un código QR que podemos escanear para tener el díptico de la exposición en nuestro móvil. La sala es amplia y no se encuentra llena por la exposición sino que tenemos bastante espacio para movernos tranquilamente. Parece que no, pero es algo intencional y la propia Lilia ha expresado en su Instagram que está muy contenta con el comisario de esta exposición. Según ella, la idea de crear instalaciones más pequeñas alrededor del espacio fue inspirada por la atmósfera en las exposiciones de Sophie Calle. En el centro hay tres estructuras con objetos y en las paredes fotografías, prendas de ropa y un plasma que muestra el vídeo de la performance que hizo Lilia en su apartamento, de la que ahora os hablaré.
Un retrato de su perro, Atlas, da comienzo al recorrido, seguido de imágenes de la vajilla que compartiría esta pareja y un jersey rojo, negro y verde con círculos en distintos tamaños. Si nos acercamos a él podemos ver un pelito de Atlas, el perro de la pareja, algo que nos ha desvelado Lilia en su Instagram Stories. Un objeto llama especialmente mi atención: es una campana de cristal que tiene dentro un pequeño
murciélago colgando boca abajo. A su lado mira a la cámara un joven con perilla y expresión seria, que asumo que será Timo. Un gran marco recoge once mapas de distintas ciudades doblados de la misma forma y cuyo orden hace una composición agradable a la vista. Me imagino esos tenedores, la cámara, las fotografías antiguas, un cochecito esparcidos por el apartamento que comparte la pareja. Me doy la vuelta para observar bien las estructuras, pequeños pilares, que sostienen varios objetos, la que se encuentra más cerca de mí tiene el libro en el que Lilia Lungaskaia ha recopilado este proyecto. La maquetación es minimalista, parece un diario de corcho y el lomo es verde botella. La faja rosa pastel con el nombre del proyecto y de su autora en una serif transmite la personalidad de la exposición. Según la fotógrafa, “la colección de 514 objetos personales se ha tratado como pruebas y éstos se han fotografiado en un entorno aséptico de catalogación”. Trata de confrontar el lenguaje monótono de un sistema político de inmigración con el “inútil” deseo de codificar y mostrar la realidad de una relación amorosa.
En la estructura de detrás se encuentran un pequeño faro rojo de Texel, una isla de Países Bajos, unos palillos con los que ya imagino a Lilia y a Timo comiendo fideos, unos jabones crema y azul claro que parecen un regalo de los que te dan en un bautizo o en un hotel y dos tarjetas con una ilustración de aves sobre un círculo azul Klein. En la última estructura, que parece una mesa, tenemos: varios libros, dos clásicos (Anna Karenina y El retrato de Dorian Gray); un dedo de plástico; un pequeño busto; una postal de Montaña de la Mesa en Ciudad del Cabo; una lupa; una pequeña tarjeta con la imagen de un caracol sobre hojas; una copa; y un mapa de Seoul. En la pared del fondo de la sala enontramos imágenes y objetos donde predomina el azul: una blusa, una imagen de la vajilla y cámaras analógicas entre las que se encuentra una polaroid 1000.
En la pared de la derecha se encuentra el plasma que os mencionaba antes, proyectando la performance que hizo Lilia en 2019. La performance tuvo lugar en su apartamento de West Amsterdam el 5 y 6 de octubre de 2019. Después de presentar los documentos que demostraban su relación, todavía existía la posibilidad de que las autoridades burocráticas visitaran su hogar sin previo aviso si las pruebas eran cuestionables. En la performance, el público era invitado a ponerse en el lugar de los oficiales de inmigración y responder a las cuestiones que he listado arriba, sumergiéndose en la vida cotidiana de Lilia. La performance duraba 8 horas cada día y el público iba pasando en turnos de 30 minutos mientras Lungaskaia representaba sus quehaceres cotidianos como vestirse, cocinar, meditar, comer, trabajar…En su web se encuentra disponible el vídeo que esa pantalla proyecta durante toda la exposición.
“Fue en la noche del martes del 28 de febrero, en 2013, cuando fuimos los cuatro juntos a ver al grupo ruso Motorama al Paradiso, Ámsterdam […] Si la memoria no me falla, Timo y Lilia comenzaron a salir después de ese concierto”, cuenta Ico D., amigo de la pareja, en una de las cartas que sus amigos y familiares tuvieron que escribir para dar fe de esa relación. “Ni mi novia ni yo percibimos que las cosas entre Lilia y Timo podían ir mal a corto plazo. Al contrario, ellos son una de las parejas más unidas que conocemos”. Evgeninya M, amiga de la universidad y compañera de piso de Lilia, dijo: “Lilia y Timo son capaces de apoyarse el uno al otro y de crear algo único”. La madre de Lilia ve una relación muy genuina entre ellos y siente que Timo entra en su familia sin importar la barrera del lenguaje (ya que Timo es holandés y Lilia es rusa). En una carta de la madre de Timo a Lilia le dice: “…pronto iremos a Ámsterdam y comeremos con vosotros. Espero que puedas cocinar algo porque lo haces muy bien”. No sé vosotros, pero leyendo estas cartas me he imaginado la vida de Lilia y de Timo como si estuviera viendo una película o una serie y todas estas palabras las dijesen los personajes secundarios. Lilia y Timo enamorándose después de un concierto, haciendo de un apartamento su lugar común, celebrando año nuevo con la familia de Lilia, yéndose a vivir a un barco…Entiendo que Lilia sintiese que había perdido parte de su intimidad porque, yo, que la conocí hace dos días, ya me he creado una imagen de lo que puede haber sido su vida. Al mismo tiempo, me parece muy bonito que la pareja guarde estas palabras de sus familiares y amigos.
Es un proyecto cuanto menos curioso y si no tenéis la oportunidad de visitarlo, en la página web de Lilia Luganskaia tenéis bastantes imágenes de él y de exhibiciones anteriores. Además, como ya he mencionado, en su Instagram la artista se muestra cercana y de vez en cuando hace rondas de preguntas que te permiten aproximarte más a su proceso creativo.
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