Un gran pasillo de muros rosas recibe a los visitantes que se adentran por las salas de la exposición Magnum Photos en la Fundación Canal. El edificio acoge hasta marzo 136 imágenes, en las que 14 fotógrafos de la agencia centran sus objetivos en el cuerpo humano como forma de expresión.
La aparición de la fotografía trajo consigo nuevas posibilidades de “enfrentarse a la representación de la figura humana, ampliando el repertorio de temas, composiciones y tipologías”. Así, los fotógrafos de Magnum Photos han optado por diferentes vías a la hora de abordar la visión del cuerpo. Caminos distintos que proponen lecturas distintas, y que son visibles en las obras que recoge la galería.
En la pared frontal de la galería unas letras rojas sitúan a los espectadores: "Magnum. El cuerpo observado". A partir de este punto un camino marcado en el suelo por puntos y flechas indican por dónde avanzar.
Los cuerpos acostados de tres soldados estadounidenses, retratados por el objetivo de Tim Hetherington causan de inmediato un efecto placebo en el espectador. Como si se tratara de una metáfora, esos cuerpos que descansan sobre colchones improvisados también suponen una base para el espectador, que les invita a seguir descubriendo el espacio con la comodidad propia de sentirse en casa.
El siguiente espacio supone un marcado contraste con respecto a la anterior sala, pues las obras de Antoine d’Agata proponen un análisis más incómodo. Sus encuadres borrosos, sus imágenes movidas y desenfocadas, sus composiciones abstractas y sus figuras cubiertas obligan al espectador a adoptar una mirada más profunda. En un primer momento podría crear una impresión equivocada, como de personajes sombríos y perturbadores, sin embargo, el fotógrafo deja plasmado en su discurso que su intención dista mucho de esa sensación: "Mis imágenes no son violentas. Son, en cierta manera, abstractas. Muestran dolor, miedo, deseo; hablan de cosas que todo el mundo conoce".
Estigma Sin título Asia II
Como es evidente, no hace falta pasar mucho tiempo recorriendo las salas para que al espectador le empiecen a surgir dudas, reflexiones que se deslizan tan sutilmente que apenas es perceptible que cada obra nos está planteando algo. “A través de estas fotografías, los autores reflexionan sobre una amplia variedad de temas como la intimidad, la identidad, la sexualidad o cómo la distintas estructuras sociales y culturales determinan la forma de representar y entender el cuerpo humano” asegura la comisaria e historiadora del arte Monserrat Pis Marcos.
En este sentido, las lentes opacas y turbias que protagonizan el material de Antoine, tienen como función dar a conocer la cara más pura y digna de las personas marginadas. Esta pretensión es también la que guía el proyecto de Olivia Arthur, interesada en fotografiar la intimidad en relación con la identidad y el género.
A lo largo de las siguientes salas los fotógrafos exploran la relación entre las personas, su intimidad,
su cuerpo y la ciudad. Un análisis que nos deja miradas tan distintas como la resignación de Alec Soth en los cuerpos de habitantes de las áreas suburbanas y rurales de los Estados Unidos o una visión más cosmopolita de Bruce Gilden.
Alec Soth. Michele
y James
Philipe Halsman o Eve Arnold prefieren centrar su foco en personalidades del mundo de la fama, pero sin dejar de lado la tendencia corporal que recorre transversalmente la obra de cada fotógrafo. El primero creó una especie de tradición en sus sesiones, que consistía en hacer saltar a los modelos, Halsman defendía "cuando el sujeto salta, en un repentino estallido de energía, supera la gravedad, no puede controlar a la vez sus expresiones, sus músculos faciales y las extremidades. La máscara cae". En la búsqueda de esta naturalidad, el artista empleó esta técnica durante seis años para retratar a políticos, empresarios, estrellas de cine, y un sinfín de personajes afamados al finalizar sus sesiones fotográficas. Del mismo modo, Eve Arnold llevó a cabo un reportaje en el que daba testimonio de los cuidados físicos a los que se sometía Joan Crawford para preservar su imagen glamurosa. Para ello, la fotógrafa convivió durante aproximadamente dos meses, en los que pudo presenciar todos los aspectos de la rutina diaria de Crawford. La honestidad y autenticidad de las fotografías ofrecen una inesperada visión de la cara oculta de la fama y establecen una relación íntima entre ella y el espectador.
Esta colección pone el broche final a la galería, resumiendo a la perfección el objetivo de las imágenes que componen la exposición. Las obras buscan trascender la mera labor documental, obligar al espectador a superar la mirada superficial para profundizar en las diferentes propuestas de cada autor, y dejarse sumergir en las vidas y personalidades de los sujetos retratados a través de una profunda interacción con su fisicidad.
Te recomendamos disfrutar de esta galería en la visita virtual de su página web: https://www.fundacioncanal.com/visita-virtual-magnum/
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